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No dejamos de jugar porque nos hacemos viejos. Nos hacemos viejos porque dejamos de jugar...

así que sueña como si fueras a vivir para siempre, vive como si fueras a morir mañana.


lunes

Curiosidad extraña: la señal.

Duró 37 segundos y vino desde el espacio exterior. El 15 de agosto de 1977 hizo que el astrónomo Jerry Ehman, entonces en la Universidad Estatal de Ohio en Columbus, escribiera la palabra ¡Wow! en la hoja de impresión que salí­a de Big Ear (Gran Oreja, en español), el radiotelescopio de la universidad en Delaware. Y casi 29 años después, nadie sabe cual fue la causa de la señal. “Todaví­a estoy esperando una explicación que tenga sentido”, dice Ehman.
Procedente de la dirección de Sagitario, el pulso de radiación estuvo confinado a un angosto espectro de radiofrecuencias, alrededor de los 1420 megahercios. Esta frecuencia es parte del espectro radial en el cual todas las transmisiones están prohibidas por acuerdo internacional. Las fuentes naturales de radiación, tales como las trasmisiones termales de los planetas, cubren usualmente una extensión mucho más amplia de frecuencia. De modo que, ¿qué la causó?
La estrella más cercana en esa dirección está a 220 años luz de distancia. Si provino de allí­, tuvo que haber sido un evento astronómico bastante poderoso, o una avanzada civilización extraterrestre utilizando un gran y poderoso trasmisor.
El hecho de que cientos de barridos sobre la misma porción del cielo no hayan encontrado nada parecido a la señal Wow, no significa que no haya extraterrestres. Cuando se considera el hecho de que el telescopio Big Ear cubre únicamente una millonésima del cielo cada vez, y que un trasmisor extraterrestre probablemente cubrirí­a también la misma fracción del cielo, las oportunidades de detectar nuevamente la señal son remotas, por lo menos.
Otros piensan que debe haber una explicación más mundana. Dan Wertheimer, cientí­fico jefe del proyecto SETI@home, dice que casi seguramente la señal Wow fue contaminación, es decir, interferencia de radiofrecuencia proveniente de trasmisiones generadas en la Tierra. “Hemos visto muchas señales como esta, y siempre han resultado ser interferencia”, dice. El debate continúa